viernes, 3 de octubre de 2008

Indril, la Voz de las Estrellas, I

Indrel, el intrépido hermano mellizo de Indril se había adelantado para explorar el camino, no había regresado a la caída del sol y supusieron que Indrel pasaría la noche refugiado en algún paso de las montañas, conocían bien toda la zona, se encontraban en las proximidades del Valle del Arroyo Sombrío, la ruta que se habían trazado para llegar hasta Rivendel les llevaba por la cara Este de las Montañas Nubladas hasta el Camino del Bosque Viejo y de ahí al Oeste, a la casa de Elrond.
Era un camino más corto y, a la vez, el más peligroso, pues las montañas estaban infestadas de orcos y otras criaturas abominables. Pero ambos hermanos de corazón valeroso, habían descubierto una ruta asequible, quizás, pensaron antes de partir de Lórien, un tanto difícil para un hombre que carece de la destreza y agilidad de los elfos, sin embargo la hermosa y sabía Galadriel les alentó a que siguieran por esas ruta, ya que significaría una prueba importante para Estel y el dúnadan sería capaz de llevar el buen ritmo de los hermanos elfos.

Indrel había dejado, en algunos tramos de difícil paso, una cuerda a modo de escalada y tanto Indril como el montaraz recogían las cuerdas plateadas una vez superada la pared.A media tarde llegaron al estrecho desfiladero y enseguida a la oquedad de la pared rocosa donde Indril supuso que su hermano pasaría la noche. Pero lo que allí vieron les inquietó y llenó de temor.
Las cosas de Indrel estaban esparcidas, su arco roto y el carcaj vacío. La pequeña arpa plateada yacía media enterrada y algunas cuerdas, tan finas como el cabello y de un brillo argento, estaban rotas.
Indril tomó tan preciado instrumento del cual su hermano no se separaba nunca, con un movimiento suave y delicado de sus manos, limpió de una manera casi ceremoniosa el arpa y contempló las cuerdas rotas. Una gran sombra de incertidumbre y miedo cruzó su bello rostro y unas lágrimas brotaron de sus hermosos ojos azules. Jamás abría dejado su arpa tirada de cualquier forma, algo muy grave debió ocurrirle.
El montaraz siguió un rastro por el tortuoso y estrecho sendero, parecía que Indrel había sido atacado por sorpresa, por al menos, cinco orcos, dedujo de las señales que fue encontrando. Pero el elfo, aunque preso y, quizás inconsciente, no había sufrido heridas, Indril le seguía silenciosa, había recogido algunas cosas de su hermano y otras las dejó escondida. Sentía que un gran dolor le oprimía el corazón, nunca se había separado ella y su hermano, desde que nacieron siempre permanecían juntos; habían luchado contra horribles orcos y otras criaturas malignas y siempre conseguían salir airosos, pero lo que más le hacía sentir dudas y temor era ¿cómo habían podido sorprender a Indrel aquellos seres?

4 comentarios:

Una senderista. dijo...

Gracias, gracias, gracias a todos,a Maeglin, a mi corsario favorito, Cinefilo7, Andromaca...
Gracias por leer mis pequeños relatos y por premiar esta labor, la verdad es que no tiene mucha "chicha" escribir sin que nadie te lea, pero a veces, escribo historias que son solo para mi.
En esta ocasión, el relato de Indril, su hermano y el joven montaraz es una relato corto, no tan largo como la historia de Derufod, saludos y gracias a todos los visitantes

Acuarius dijo...

Gracias a ti...

Maeglin dijo...

Con gente que le pone el amor y la dedicación que tú demuestras la Tierra Media respira a pesra de carecer de su auténtico padre y maestro. por ello coincido con sol lunar que somos nosotros los que debemos agradecer vuestro trabajo. Seguiré las huellas de los hermanos Eldar y "Thorongil" jejeje

Anónimo dijo...

Muy interesante este blog de Rohan!! Saludos y un abrazo!