viernes, 13 de febrero de 2009

Las Tres Damas, Conversaciones de Alcoba, 3.2

Mientras, Valentina y Frodo comían y hablaban sobre la cama, se encontraban cómodamente sobre el colchón y las mantas, habían subid todas las bandejas de comida y Valentina parecía algo preocupada:
-Se oye mucho el mar, no sé si podré dormir con ese sonido.
-Me gusta el sonido del mar, es relajante – dijo Frodo.
-Pero, parece como si estuviera aquí, tan cerca de nuestra habitación…
-Realmente, Valentina, está justo debajo de nosotros, recuerda que el castillo está situado sobre el más alto de los acantilados.
-¡No me lo recuerdes! – exclamó la hobbit negando con la cabeza – ya me asomé al balcón para ver lo altísimo que estamos – y se metió en la boca un trozo de pastel.
-Añoras la Comarca, ¿verdad?
-Si, sobre todo nuestra casa, nuestra cocina, nuestros muebles…, y nuestra cama – dijo Valentina guiñando un ojo.
-Yo también – dijo Frodo echándose a reír.

Frodo intentó acercarse a su esposa, llevaba un pastelillo en la mano, pero al inclinarse algunas bandejas de movieron y su contenido se escurrió sobre las mantas, Frodo miró algo preocupado a su alrededor, no quería moverse para no aplastar los dulces, entonces Valentina se tomó de un bocado el pastel que sostenía su esposo y tras tragárselo de dio un beso y se echó a reír.

Frodo no podía cambiar de postura sin ensuciar las mantas y a Valentina le pareció de lo más divertido.
-¡Vamos Valentina! – exclamó Frodo – ayúdame.
-La idea de subir las bandejas fue tuya – dijo Valentina sin dejar de reír.
¿Qué podía hacer?, se preguntaba Frodo, en realidad sólo eran unos pocos dulces y no podía quedarse en aquella pose toda la noche, así que sin importarle se movió con rapidez y empujó suavemente a la divertida Valentina, que al no esperarse la reacción de su marido, soltó un gritito y cayó de espaldas sobre un almohadón. Bandejas y jarras se precipitaron al suelo y lo único en que pensaba Valentina era que algunas de las doncellas tendrían trabajo mañana, pero aquel pensamiento pronto desapareció, los dos hobbits estaban demasiado atareados para pensar en algo.

No lejos de la estancia asignada a Frodo y Valentina, se encontraba la alcoba de la dama Éolywyn y Boromir, en ella crepitaba la chimenea, delante se había situado una bañera para que la dama y su caballero disfrutaran de un baño después de haber pasado todo el día paseando por la isla.

Ahora ambos se encontraban relajados y tranquilos y cubrían sus cuerpos desnudos con mantas, la cama era amplia y unos gruesos cortinajes la cubrían. Boromir observaba pensativo las sombras que formaba el movimiento de las llamas de la chimenea en el cortinaje, Éolywyn dormía con la cabeza sobre su pecho; se sentía tan feliz de tenerla a su lado:
-Te quiero…- susurró sin saber si ella le oiría o no, pero tampoco le importaba, cerró los ojos dejando que el sueño lo invadiera y esperando que el nuevo día fuera tan agradable como aquel que ya tocaba a su fin.

A la mañana siguiente cuando Boromir despertó, su dama ya estaba en pie, vestida con un camisón muy ligero, observó a tras luz sus formas, ella miraba por el ventanal el azul del mar y sus millares de pequeñas estrellas que brillaban con la luz matutina en sus aguas limpias.

Parecía una visión, su hermoso pelo rubio reflejaba esa luz que la hacía mágica, ella se giró y al verle despierto le sonrió:
-Buenos días, mi caballero, ¿dormiste bien?
-Si, ya nunca me asaltarán las pesadillas, mis sueños son plácidos y agradables – dijo Boromir incorporándose y acercándose a la ventana, besó a Éolywyn y le acarició su cabello, después miró al mar, pero nunca le pareció tan magnífico como ahora, en realidad, todo le parecía más majestuoso y hermoso y eso se debía en parte a su nueva vida, sin las tremendas responsabilidades y las continuas luchas.
-Debemos vestirnos, los demás bajaran pronto par desayunar.
-Si, - dijo besándola – pero, creo que si nos retrasamos un poco, no nos lo echaran en cara… - Boromir la tomó en brazos y se dirigió hacia la cama.


continuará...

2 comentarios:

Maeglin dijo...

Bonito contraste entre la divertida ingenuidad de los hobbits y la seducción más intensa de la pareja de Eolywyn y Boromir.

Anónimo dijo...

¡Ah! ¡Qué buenos recuerdos!