sábado, 28 de marzo de 2009

Las Tres Damas, Historia de los primeros encuentros amororsos, 5.3

Valentina suspiró, aquella historia de amor de Arwen y Aragorn era muy bonita, dirigió la mirada a Éolywyn que distraída movía la cabeza de un lado para otro, se la veía algo preocupada y parecía buscar algo con la mirada.
-¿Qué te ocurre? – preguntó la hobbit.
-No sé dónde está Boromir, hace rato que no le veo.
-¿Cómo os conocisteis? – volvió a preguntar sintiendo curiosidad.
-Bueno…, fue en Minas Tirith – dijo Éolywyn acomodándose entre los cojines y acariciando su larga y gruesa trenza rubia – yo acompañaba al embajador de Rohan y Denethor, el padre de Boromir, celebró una fiesta en nuestro honor…, estaba magnífico, tan alto, tan fuerte…, no podía apartar la vista de él y cuando me lo presentaron las piernas me temblaban y pensé que no sería capaz de hacer una ligera inclinación sin caerme. Boromir no se apartó en toda la velada de mí; bailamos, reímos y hablamos, las horas pasaron como segundos…, los días siguientes los pasamos juntos, Boromir me enseñó su ciudad y prometimos volver a vernos. Yo regresé a mi hogar en el Folde Este de Rohan y en secreto contaba las semanas, los días, las horas para el nuevo encuentro. Y el día convenido llegó hasta mi casa una comitiva desde Gondor que se dirigía a Meduseld, y allí estaba Boromir, espléndido y orgulloso. Yo sabía, lo había visto en mis sueños, que Boromir llegaría a mí y que siempre permaneceríamos unidos, a pesar de las distancias – Éolywyn quedó en silencio con la vista fija más allá de aquel extraño trío formado por un hombre, un enano y un hobbit; se dibujó una sonrisa en su rostro.

Valentina dirigió la mirada en aquella dirección para ver la figura de Boromir acercarse a ellas.
-¿Dónde estabas? – preguntó casi en un susurro la dama de Rohan, Boromir se dejó caer con suavidad a su lado y la besó en los labios.
-Observaba el río – dijo el hombre de Gondor sin más.

Arwen acarició unos oscuros y ondulante rizos de Valentina y la hobbit la miró.
-Ahora, Valentina, nos contarás cómo conociste a Frodo – dijo Arwen.
-Bueno…, Frodo y yo nos conocemos desde siempre, vivimos en Hobbiton y mi padre siempre le ha servido la miel al Sr. Bilbo. Yo era la encargada de llevarle los tarros de miel y me ponía muy nerviosa cuando Frodo se encontraba en casa de su tío, cuando me miraba o me hablaba me entraban ganas de salir corriendo… Yo pensaba que él nunca se había fijado en mí y me consideraba, simplemente, una muchacha a la que gustaba la lectura y los pastelillos rellenos de crema. Pero, una tarde estábamos los dos solos…, yo fui a llevar la miel como de costumbre, pero Bilbo no estaba y Frodo, muy amable, me invitó a merendar, empezamos a hablar de cosas que ya ni me acuerdo, y de repente, él me besó, me besó en los labios y yo creí que me moría. Ese fue nuestro primer beso… - Valentina sonreía como atontada y Arwen poniéndose en pie le dijo:
-Es una bonita historia.
-No, no es como las vuestras.
-Es tú historia – dijo Éolywyn – eso ya es especial.
-Si, es posible – dijo la hobbit dudando – pero, es que las vuestras parecen más emocionante, porque ninguno os conocíais, es como si…, el destino os hubiera empujado a esos encuentros.
Arwen se aproximó a Valentina:
-Ese mismo destino quiso que Bilbo no estuviera esa tarde en casa.


continuará...

5 comentarios:

The Darkness Joe dijo...

A día de hoy envidio incluso los amores de personajes de libro.
Escribes con mucho talento amiga Senderista de Rohan.

Grace dijo...

cada vez, me gusta más
besos

Tuz Kutimon dijo...

Fantástico el blog y los relatos si me permite el comentario. Llego aquí desde Emyn Arnen y si me lo permite usted volveré gustoso a la Casa de Rohan.

ME ha encantado esto:
"No, no es como las vuestras.
-Es tú historia – dijo Éolywyn – eso ya es especial"

Que gran verdad, un saludo

Maeglin dijo...

Lo mágico de la historia de Valentina es la infinidad de veces que en esa misma situación puede producirse la misma anecdota sin que nadie sienta llegar el Amor. En lo sencillo siempre se puede construir lo mágico y los Hobbits de eso pueden dar lecciones. Gente a los ojos inexperto "pequeña" y sin nada extraordinaro a simple vista justo como la historia de amor.

Anónimo dijo...

¡Aaaay queee boooonitoooo esss el jamón!...digo el amor...¡ay que recuerdos!