viernes, 29 de mayo de 2009

Las Tres Damas, Merry, Pippin y las pipas para fumar, 6.1

Dichas estas palabras, algo se abrió camino en la mente de Peregrin Tuk, se quedó silencioso y muy quieto. Aragorn y Arwen no habían asistido a aquella comida informal, el rey debía atender numerosos compromisos de estado y no pudo recibir a sus amigos Merry y Pippin, sin embargo, la mágica y tranquila Arwen Undomiel, pasó parte de la mañana con ellos, disculpó la ausencia de su esposo y les entregó dos regalos que entusiasmaron a los hobbits: dos pipas bien talladas en una madera excelente que se apresuraron a estrenar en aquella sala.

Pippin muy sonriente se dirigió hacia su amigo, susurrándole algo al oído, Merry se entusiasmó poniéndose en pie y tambaleándose un poco, exclamó:
-¡Si, excelente!, ejem…, bueno amigos – dijo dirigiéndose a Gimli, Boromir y Frodo – Éolywyn y Valentina…, si nos disculpáis… - y salió corriendo tras los pasos de Pippin.

Valentina frunció el ceño sin comprender por qué salían aquellos dos corriendo:
-Pero, ¿a dónde van ahora?
Gimli terminaba con el cordero y tomaba largos tragos de vino, sonreía y parecía disfrutar de todo aquello.
Frodo, que también fumaba en pipa, se la quitó de la boca y dirigiéndose a su esposa le dijo:
-Pues…, a dar las gracias por las pipas para fumar.

Merry y Pippin llegaron raudos a la entrada de la Sala de la Torre, donde se encontraba el trono real y el rey concedía audiencia. Pippin conocía bien el lugar, ya había estado allí en otras ocasiones y tras hablar con un criado en cuya librea había más de un distintivo, los dos hobbits fueron anunciados en aquella impresionante y magnífica sala:
-¡El Mensajero del Rey, el Caballero Peregrin Tuk y el escanciados del Rey de Rohan, Meriadoc Brandigamo! – la voz del hombre sonó clara y firme y todos los presentes, que no eran muchos, se giraron hacia las puertas abiertas para contemplar a los dos hobbits sonrientes con sus pipas en la mano y sus enormes pies desnudos, se dirigieron muy orgullosos hacia en trono real, los que se encontraban próximo a él se apartaron dejando el camino libre a los hobbits y realizaron una ligera inclinación al paso de Merry y Pippin que devolvían el saludo con una sonrisa.

Allí sentado sonriendo divertido se encontraba Aragorn, la visión de los dos compañeros le alegró en aquel momento:
-¡Meriadoc, Peregrin!, me alegro de volver a veros.
-¡Bien Trancos…! – exclamó Pippin, pero su amigo Merry le dio un codazo que hizo retroceder al confundido hobbit.
-Rey Elessar… - dijo rápidamente Merry – te saludamos…
-¿Por qué me has hecho eso? – preguntó Pippin sin comprender.

Aragorn reía divertido, a él, verdaderamente, no le importaba que lo llamaran por su antiguo apodo, pero esa manera que los hobbits tenían de hablar, tan sincera y honesta podía ser mal interpretado por otros.
-Espero que todo sea de vuestra comodidad aquí.
-Todo es estupendo – se apresuró Merry a decir sin dar tiempo a hablar a Pippin que volvió a mirar a su amigo con el ceño fruncido.

En la sala los hombres que conversaban con el Rey Elessar esperaban prudentes, pero era evidente que sus asuntos no podían esperar para otro día.
Merry siguió hablando:
-Queríamos saludarte y darte las gracias por estas estupendas pipas – dijo alzando la suya muy satisfecho.
-Podías acompañarnos, Aragorn – dijo Pippin acercándose un paso - hemos traído una excelente hierba del “viejo Toby”, la mejor de la Cuaderna del Sur – dijo guiñando un ojo.

Aragorn miró a Pippin que seguía sonriendo, a veces echaba de menos aquella vida que llevaba como montaraz, de buena gana lo habría dejado todo para encender su pipa en un rincón cómodamente sentado y mantener una larga charla junto a sus amigos.

Pero, si ese hubiera sido su destino ahora nada sería como es:
-Asuntos importantes me retienen ahora, pero amigos, os prometo que nos fumaremos era buena hierba y me contareis todas vuestras hazañas.
-Si Aragorn – dijo Merry – te esperaremos.
-Lo has prometido…, he…, bueno, nos marchamos que los demás se lo estarán comiendo todo.

Y dicho esto los dos hobbits se inclinaron y abandonaron la sala. Ya en el pasillo, de vuelta al salón Pippin intercambiaba pareceres:
-No te parece Merry, que de buena gana Trancos se habría venido con nosotros.
-Por supuesto, pero ahora él es un rey, mejor dicho, él es el Rey y eso es mucha responsabilidad.
-Es extraño, sólo era un montaraz cuando lo conocimos – dijo Pippin en tono pensativo.
-Por cierto – Merry paró en seco y su amigo le miró a los ojos – no vuelvas a llamarlo Trancos.
-Está bien, Aragorn.

Llegaron al salón, la puerta estaba entornada y no se oía ningún sonido en el interior, Merry, extrañado empujó con suavidad la puerta y ambos pudieron contemplar que la sala estaba vacía, pero la mesa y la comida seguían allí:
-¡Estupendo! – dijo Pippin – creo que es la hora de la primera merienda…

Valentina y Frodo habían salido a pasear por aquel bonito y tranquilo jardín que la reina Arwen mandó construir en aquel rincón del palacio residencial. En él podía respirarse una paz y una serenidad que calmaban el alma y despejaban la mente de las tribulaciones.

El jardín había sido creado a dos niveles con un gran estanque y varios riachuelos, setos cubierto de flores, enredaderas que cubrían columnas y barandillas y rincones estratégicamente ocultos con bancos para reposar, meditar y ocultarse de las miradas.
Lo más hermoso de aquel vergel era un mirador que había sido traído desde Lórien, antes de quedar abandonada Caras Galador, los elfos Galadrim trajeron una de sus más hermosas construcciones, se trataba de un flet adornado ricamente y que ellos adaptaron a la pared de la balconada, desde allí Arwen contemplaba los atardeceres y suspiraba por las cosas perdidas.

Valentina se sujetaba al brazo de Frodo y éste mordisqueaba la boquilla de su pipa apagada.
-Valentina… ¿tú has estado en cuevas, verdad? – preguntó de pronto Frodo, la hobbit quedo extrañada.
-Si… ¿por qué?
-Bueno, qué te pareció – insistió su marido.
-Fría, húmeda y muy oscura.
-No todas son iguales, sabes – Frodo comenzó a tantear el terreno, la verdad es que le gustaba la idea de la visita a las Cavernas Centelleantes, pero si le decía de sopetón a Valentina que antes de regresar a la Comarca pasarían por el nuevo hogar de Gimli, era muy posible que se negara en redondo a ir a ningún lugar.

Frodo siguió hablando:
-Hay cavernas de una hermosura sobrenatural, la propia Naturaleza las modeló y son dignas de contemplar…
Valentina miró al hobbit boquiabierta, ¿de qué le hablaba su marido?, ¿a qué venía a cuento el tema de las cuevas?
Escucharon el canto dulce y delicado de un pajarillo, el murmullo del agua, el suave sonido de las hojas al ser mecidas por la brisa.
-Déjate de cuevas – dijo Valentina – y busquemos un rinconcito de estos…- y tirando de Frodo ambos se perdieron detrás de unos altos y espesos setos.


continuará...

4 comentarios:

Maeglin dijo...

Lo dice la sabiduria popular..
"Es de bien nacidos el ser agardecidos"
Pero esta pareja Merry-Pip puede llevar al último extremo el dicho interrumpiendo los asuntos reales me temo.

Ars Natura dijo...

A mi también me gusta mucho "El Señor de los Anillos". Me lo leí de un tirón...

Un saludo.

Elia Fernández Mazariegos dijo...

Fantastico.
Reconozco que ahora estoy enganchada a Canción de fuego y hielo, pero siempre fui Tolkeriana hasta los mas profundo.

Namarië.

Rebeca Gonzalo dijo...

No me prodigo mucho por aquí y cuesta mucho ponerse al día con tantos personajes y aventuras. Tu perseverancia es encomiable y tu labor me parece que merece un premio, por eso te invito a que recojas en mi blog los premios que te están esperando. Un abrazo.

P.D: www.mimundomiburbuja.blogspot.com