domingo, 13 de mayo de 2012

Las Tres Damas. Merry y Pippin y las pipas para fumar. 6-2

Arwen y Éolywyn se encontraban sentadas en aquel mirador de arquitectura élfica, las vistas que dominaban eran magníficas. Éolywyn contemplaba la ciudad a la débil luz del rojizo atardecer, parecía algo mágico con aquel juego de sombras y luces, donde se reflejaba los crepusculares rayos del astro rey, daba la sensación que las piedras eran de fuego y por otro lado, las alargadas sombras que proyectaban los edificios creaba un ambiente misterioso.




Aquello le recordó la primera vez que visitó la Ciudad Blanca, tanto tiempo atrás, Boromir le enseñó cada rincón de su ciudad amada y desde un lugar parecido al que ahora se encontraba, contemplaron un atardecer similar.

En ese momento silencioso y hermoso, los dos permanecían muy juntos, estaban solos y Boromir tomó la mano de aquella dama cuyos ojos lo habían atrapado, cuyos movimientos lo cautivaron; alzó la mano de Éolywyn con suavidad y la besó, después se miraron durante un tiempo que ella no pudo calcular y sin saber como ambos se aproximaron y se besaron, un beso dulce, cargado de sentimientos, entonces Éolywyn supo que aquel sería su hombre.



Detrás de la dama de Rohan que se mostraba ausente y perdida en sus recuerdos, Gimli el enano hablaba junto a Arwen Undomiel:

-Mi señora, sería un alto honor para mí casa que vos y Aragorn visitarais mi nuevo hogar en Aglarond…, me haría muy feliz y sin duda, vos veríais una de las más grandes maravillas de este mundo – decía orgulloso – es más, Legolas me prometió visitarlas y aún no ha cumplido esa promesa…

-Pues ahora no podrá interponer excusas para no ir, porque sin duda, nuestro próximo viaje será a tu casa Gimli, hijo de Gloin, Señor de las Cavernas Centelleantes y Amigo de los Elfos.



Dichas estas palabras, Gimli se echó a reir entusiasmado de volver a Aglarond con semejante comitiva, les haría estupendos regalos a las damas, sería las joyas más hermosas que jamás saldrían de allí y para los caballeros y hobbits, espadas y dagas creadas por los más hábiles herreros enanos, que nada tenían que envidiar a las creaciones élficas, no fueron los Elfos en un tiempo aprendices de los Enanos.



Éolywyn al escuchar la sonora risa del enano se volvió extrañada:

-¿Qué ocurre, por qué ríes?

-¡Viajaremos a las Cuevas Centelleantes, conoceréis la hospitalidad de los Enanos!, y podréis beber la mejor cerveza de malta y la más apetitosa carne deshuesada.



Éolywyn miró a Arwen que sonreía: -El Gran Camino del Oeste nos llevará hasta mis tierras, así podréis visitar primero mi casa, nosotros también gozamos de buena hospitalidad, rica cerveza y tierna carne…

-¿He oído comida? – la voz de Valentina se oía cercana, iba subiendo las escalinatas que daban al maravilloso flet, ascendía sola y Gimli le preguntó por Frodo.

-Ha ido a reunirse con los otros, creo que están en el museo de la armería…

-Entonces señoras, si me disculpáis… - dijo Gimli poniéndose en pie.



Las tres damas quedaron solas, Valentina con curiosidad quería saber de qué habían estado hablando:

-¿Hablabais de comida…? cuando quiero yo soy muy buena cocinera.

-¿Cuál es el plato típico de la Comarca? – preguntó Éolywyn cubriéndose con un pañuelo los hombros, la tarde prometía ser algo fresca.

-Pues… - pensó la hobbit un momento – en general todo, pero a mi me salen de bueno unos pastelillos de almendra y miel y unas tartas rellenas de crema de Frambuesa, sin olvidar el pudín de carne con pasas, ¡oh!, y las croquetas de jamón…



Arwen y Éolywyn reían nada más ver la cara de la hobbit, parecía que estaba viendo aquellas delicias comestibles allí mismo.

Éolywyn comentó divertida.

-Entonces después de visitar las cuevas de Gimli, iremos a tu hogar.

-¡Vendréis a Hobbiton! – dijo alegre Valentina, pero su rostro se tornó serio de repente - ¿qué has dicho de visitar cuevas?

-Gimli nos ha invitado a las Cavernas Centelleantes, pero primero pasaremos por mi casa en el Folde Este…

-¿No te parece bien Valentina? – preguntó Arwen al ver el color ceniciento que adquirían las, normalmente, sonrojadas mejillas de la hobbit.

Ahora comprendía porque Frodo le comentó cosas sobre cuevas y maravillas de la naturaleza.





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